Un estudio de Cheeta Digital ha concluido que hasta un 62% de las personas rechazan aquellos anuncios de productos que los siguen tras haber hecho una búsqueda previa de estos.
Seguro que en más de una ocasión has visto un anuncio particularmente bien orientado hacia
tus gustos, que comienza a perseguirte por distintas plataformas. A lo mejor, hace unos días
comentaste en un chat que te interesa buscar billetes de avión para viajar a Egipto de
vacaciones y, de pronto, empiezas a ver banners con distintas ofertas para hacer un recorrido
por las pirámides en esas fechas.
Esto ya sería sospechoso si te lo encuentras en una web, pero puede llegar a resultar
preocupante si empieza a aparecer por todas partes y te sigue a cada página que visitas y app
que usas. Se trata de la publicidad dirigida en todo su esplendor, y es el resultado de la gran
cantidad de cookies y otros sistemas de seguimiento a los que estamos expuestos cuando
navegamos por internet.
Es evidente que, desde el punto de vista del marketing digital, este tipo de campañas
publicitarias pueden resultarnos muy lucrativas. Disponer de tanto conocimiento sobre
nuestros clientes potenciales y poder dirigirnos a ellos allá donde sea necesario es una de las
mejores formas de conseguir conversiones y cerrar ventas para nuestros clientes. Pero, lo que
es práctico en materia de resultados, puede que no lo sea del todo en el ámbito de la imagen,
ya que cada vez son más los usuarios que sienten que este tipo de publicidad realmente no va
con ellos. Entonces, ¿hasta qué punto puede ser una buena opción?
¿Qué hacer cuando un 62% de los usuarios considera preocupantes tus anuncios?
Un reciente estudio de Cheetah Digital concluye que en torno al 62% el porcentaje de usuarios
rechaza este tipo de anuncios dirigidos, y la cifra real puede ser todavía superior. Considerando
estos recelos, parece claro que el mensaje de una empresa que publicita sus productos o
servicios de este modo puede resultar contradictorio. Por una parte, puede que el contenido
del anuncio sea efectivamente relevante y que consiga algunas conversiones, pero, por otra,
muchos otros clientes pueden considerar que se trata de publicidad intrusiva y alejarse
definitivamente de la empresa que la gestiona.
Considerando, además, los próximos cambios de Google en materia de privacidad y cookies, lo
más probable es que a corto y medio plazo tengamos que cambiar nuestras estrategias
publicitarias para renunciar a la publicidad dirigida y optar entonces por otro tipo de anuncios
publicitarios menos invasivos. En este sentido, las nuevas ‘API temáticas’ de Google prometen
una eficacia similar a las cookies personalizadas.
Por otra parte, un aspecto que debemos tener en cuenta es el hecho de que la publicidad
dirigida está perdiendo eficacia cada vez más deprisa debido a que el porcentaje de usuarios
preocupados por su privacidad es cada vez mayor. La edad de oro de las redes sociales con
acceso ilimitado a los datos de sus usuarios ya está quedando atrás, y los diferentes escándalos
de Facebook y otras plataformas en materia de privacidad han logrado que cada vez más
usuarios recelen antes de compartir sus datos online.
El cuidado de la privacidad hace que la publicidad dirigida sea menos eficaz
A esto hay que añadir el auge de herramientas de encriptación de la navegación como las
VPNs, que permiten proteger los datos de los usuarios a la hora de usar internet. Este tipo de herramientas oculta incluso la ubicación real de los usuarios, con lo que puede que ni siquiera
podamos saber con certeza cuál es el país desde el que navegan realmente. Si no sabes lo que
es una VPN, prueba gratis una para comprobar de qué manera te permite camuflar tus datos
privados e incluso cambiar tu ubicación online con solo un par de clics.
Todo este tipo de recursos para proteger la privacidad en internet hacen que la publicidad
dirigida no solo sea poco bienvenida entre los usuarios, sino además bastante desacertada en
un porcentaje de casos superior al que podríamos pensar. Por eso, desde el marketing es
necesario repensar las campañas para ofrecer a nuestros clientes diferentes herramientas de
conexión con sus clientes actuales y potenciales, donde el intercambio de opiniones honestas
nos permite saber mejor qué es lo que busca cada uno, y, sobre todo, cómo prefiere recibirlo.
La era de la publicidad invasiva debe ir dando paso gradualmente a una nueva etapa donde la
publicidad se gestione desde un prisma mucho más dialógico con los usuarios online. Si los
usuarios se sienten inclinados a compartir voluntariamente sus datos, también serán más
receptivos a lo que tengamos para comunicarles, ya se trate de ofertas, promociones o
descuentos. De esta manera, nuestras campañas publicitarias pueden ser más eficaces y, en
particular, menos invasivas.